La producción de maíz en los valles irrigados son un complemento
estratégico para cubrir la alimentación de los bovinos.
El aprovechamiento del maíz como grano y silo aparece como una
oportunidad para el desarrollo de la ganadería bovina del Valle Medio
–Río Negro–. Con un uso estratégico de las reservas en épocas de
déficit, es posible optimizar la oferta de alimento durante el año y
aumentar la eficiencia de la producción de carne por hectárea.
“Los valles irrigados tienen el potencial de producir alimento para
todas las vacas de la norpatagonia”, expresó Verónica Favere, e
specialista en producción de forrajes del INTA Valle Medio quien
además agregó que “el cultivo de maíz es una alternativa interesante
debido al alto contenido de energía de los granos”.
Entre los suplementos más utilizados, el maíz como grano seco,
húmedo o silaje juega un rol clave en muchos de los sistemas
ganaderos argentinos. El guardado de este cultivo en silos ayuda a
cubrir los requerimientos de los animales durante el periodo
invernal y balancear los nutrientes cuando hay déficit de energía.
“La alta producción de materia seca por hectárea, mayor volumen
de energía digestible y la excelente aptitud para el ensilado –por su
alto contenido de carbohidratos no estructurales solubles– le permite
al productor una mayor independencia de las condiciones climáticas
para su confección”, explicó Favere.
De acuerdo con ensayos preliminares, es posible producir
alimento suficiente para 150 novillos con una ganancia diaria
de peso de 1 kilogramo.
A futuro, adelantó Favere se ensayarán mejoras en el contenido
de proteína bruta –como pellet de girasol–. “Debido a la
simplicidad del sistema, el productor podrá realizarlo con una
dedicación aproximada de dos horas diarias y sin necesidad de
contar con maquinaria ni mano de obra”.