Fuerte polémica en la Provincia por los premios para apostadores
Los sistemas de promoción en los bingos reabren el debate sobre el rol estatal ante el drama de la ludopatía
Para varios especialistas, es curioso: mientras desde la página oficial de la Lotería de la Provincia se afirma que está en pleno desarrollo el programa "Prevención y Asistencia al Juego Compulsivo", con centros ubicados en ciudades como La Plata, Mar del Plata o Tandil, el Gobierno bonaerense acaba de resolver que las salas de bingo puedan disponer de sistemas de promoción para los apostadores. Lo llaman incentivo al juego. Y mientras desde la justicia de Faltas platense se acaba de ordenar al Instituto de Lotería bonaerense y a la empresa que explota el bingo local que se abstengan de aplicar la resolución, algunos expertos que abordan la problemática en ludopatía no dudan en cuestionar la medida.
La polémica comenzó a tomar fuerza en los últimos días, cuando -según la resolución 522/10 del Instituto Provincial de Loterías- el Gobierno bonaerense permitió la utilización de un sistema promocional para que los clientes puedan acceder a beneficios a través de créditos que van sumando en relación a la cantidad de lo que juegan. De esta manera, por ejemplo, se le puede conceder a un cliente 100 puntos por cada 20 pesos que apueste en una máquina tragamoneda y esos puntos, a la vez, ser convertidos en créditos para seguir jugando. Pero no es todo: si algún apostador llega a los 250 pesos jugados, la sala de bingo le otorgará un premio de 5 pesos para que regrese al día siguiente.
Para el diputado provincial Walter Martello, de la Coalición Cívica, la medida "es una nueva equivocación del Gobierno con el tema del juego, y va de la mano con la intención de las empresas de fomentar la oferta lúdica en la provincia de Buenos Aires. Es un verdadero disparate, ya que es una política de favorecimiento a los intereses de las empresas que ganan en Buenos Aires lo que no logran en ningún otro lugar del mundo".
En esa sintonía encaja la mirada del legislador Abel Buil, del Gen, para quien "es evidente que el Estado hace muy poco por evitar la disolución que introduce el juego en la vida personal y familiar. Durante los últimos meses vemos que en la Provincia se ha desatado, con mayor agresividad que nunca, una política de incentivación a la población a participar de los juegos de azar, como si se desconocieran las perniciosas y corrosivas consecuencias que tal actividad conlleva para las mujeres y los hombres que se internan en ella".
A la polémica se sumó la Iglesia: "Todo aquello que fomente el juego por dinero, excediendo lo familiar, es peligroso y equivocado", dijo el el obispo auxiliar de La Plata, Antonio Marino. "Hoy se habla de ludopatía como una patología grave y el Estado no puede fomentarla", añadió.
Desde Lotería, sin embargo, afirman que la resolución no ha cambiado nada. Y que lo que se ha hecho es regular un sistema que ya aplicaban los bingos. "Es función del Estado crear una norma que asegure que los sistemas promocionales sean justos, seguros y se puedan auditar y operar correctamente", se dice en los fundamentos de la resolución.
EL DRAMA
El drama de la ludopatía hace estragos en la sociedad y el aumento en el número de adictos es reconocido por las propias autoridades del Programa de Atención al Ludópata que funciona en la provincia de Buenos Aires, donde desde el 2005 a la fecha se atendieron a 3.435 personas, de las cuales 562 son jugadores de nuestra ciudad.
Según las estadísticas a nivel provincial, el 62% de los afectados pidió ayuda porque no podía alejarse de las máquinas tragamonedas, mientras que el 12% hizo tratamientos por su adicción a la ruleta electrónica y el 11% a la ruleta tradicional. El 51% son hombres y cerca del 30% tienen entre 40 y 50 años.
Más allá de los incentivos que ha autorizado Lotería para los apostadores, el drama parecería acrecentarse si uno observa la oferta de juegos de azar ya existente en nuestra provincia, donde están habilitadas 3.070 agencias oficiales de lotería, 46 bingos, 46 oficinas de apuestas hípicas, 11 casinos y 5 hipódromos.
Claro que no todos opinan que los sistemas de promoción puedan agravar el panorama. Para Ricardo Villaverde, coordinador de Centro De Asistencia de La Plata, "la problemática no se encuentra en el objeto de consumo, en este caso el juego, sino en la relación que entabla el paciente con él mismo. Esto nos abre una puerta que nos permite trabajar desde el paciente y no desde el objeto de consumo y sus sustituciones" (ver aparte).
VOCES EN CONTRA
A la hora de analizar el tema desde un punto de vista sanitario, no son pocos los especialistas que hablan de una sociedad que fomenta la compulsión de jugar y, por lo tanto, poco y nada ayuda a quienes sufren esta enfermedad. Para Beatriz Encina, una psicóloga especializada en adicciones, lo primero que debe tenerse en cuenta es que "la ludopatía es considerada una enfermedad por la Organización Mundial de la Salud desde hace 18 años, lo que significa que ninguna sociedad puede hacerse la distraída y hablar del tema como si se tratara de un simple esparcimiento o una actividad recreativa".
Para Encina, ya nadie duda de que "las consecuencias para el jugador y su entorno son devastadoras desde el punto de vista laboral, social y humano. Se trata de personas que dejan de ser racionales y terminan manejando sus vidas con pálpitos, presentimientos o visiones que los llevan a apostar hasta perderlo todo. El Estado debería restringir los espacios donde se fomenta esta adicción, y no, como ocurre, organizar incentivos para que cada vez haya más apostadores".
Nada distinto es lo que opina el diputado Buil, para quien el Estado enmascara este drama social "en eslóganes que apelan a la solidaridad y a la ética. Cada vez es más profuso el bombardeo de mensajes que invitan a gastar el dinero en juegos de azar; `La emoción de jugar y ayudar', se dice, arguyendo que los recursos que se recaudan a partir de las concesiones otorgadas para la explotación del juego se transforman en hospitales, escuelas públicas o planes asistenciales. El propio Instituto de Loterías y Casinos invita a ser `más solidarios' jugando en los casinos, en los bingos, en los hipódromos o en las tragamonedas habilitadas en la Provincia. Estas campañas son la manifestación más engañosa y superficial de la inquietante expansión del negocio de apuestas".
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