Como la confitería Sotil, como las chimeneas del Molino o de la Cerámica Villa, otro ícono del Alberti urbano desaparecerá en aras del progreso. El Chalet de Deschamps. Y lo de ícono, tal vez tenga más que ver con mi propia imagen de pibe, que con la realidad, pero en mi imaginario no es una casa más.
El chalet Deschamps era algo así como la casa del gran hermano, porque desde afuera uno participaba de la vida de una gran familia, lo que era posible porque siempre sus grandes ventanas estaban abiertas, siempre muchas personas junto a uno de los primeros televisores del pueblo y siempre muchos en una pileta que parecía comunitaria, o era comunitaria. Familia y chalet que también eran comunitarios ante cualquier evento en la avenida, pero fundamentalmente en los corsos por la generosidad con que prestaban la verja para sentarse, las canillas para llenar bombitas de agua y hasta el porch para refugiar a alguna niña muy perseguida por las hordas de chicos.
Quiero por supuesto en esta nota nostalgiosa, recordar con mucho cariño María Lelia García de Deschamps, docente de una paciencia y un cariño inigualable con sus alumnos y que segurmante fue la que le imprimió el caracter a esta familia, mas allà de lo afable que también era Deschamps, pero a quien su trabajo lo tenía generalmente
lejos.
Familia de muchos hijos, que se rematen los muebles y cosas tal ve sea el metodo mas justo de repartir, y el gran espacio de la vivienda lo hace muy apto para otro tipo de construcción, por lo que no es ilógico que aparezca una bandera roja.... pero en honor a nuestros recuerdos y tal vez por ese berretín humano de aferrarse a algunas cosas para alejar la muerte , nos hubiera gustado que siguiera "vivo", el Chalet de Deschamps.
Carpincho
Fotos :julia orellano
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