10.12.10

Mitos, leyendas y ritos del tradicional árbol navideño


Como ocurre todos los años para esta fecha, millones de argentinos dedicaron ayer gran parte del día a darle vida a sus arbolitos de Navidad. El porqué de la fecha parece ser un misterio que se pierde en el tiempo. Aunque algunos aseguren que es por el día de la Virgen, en realidad la celebración mariana nada tiene que ver con esta tradición. El único argumento sobre esta relación, se apunta, es que la Iglesia buscó la forma de que coincidiera el armado del árbol con el Día de la Inmaculada Concepción, promoviendo así un rito que, según la costumbre religiosa, no hace más que traer suerte a los hogares.Al margen de cualquier explicación, lo cierto es que hace casi 200 años que la mayoría de las familia de nuestro país respetan la costumbre. Ya los romanos decoraban sus árboles para cada una de sus celebraciones. Y esta costumbre se instaló luego en el norte de Europa. Por eso los árboles elegidos siempre son pinos o abetos a los que se cubre con algodón o guirnaldas plateadas como si estuvieran nevados.La leyenda también dice que en la antigua Germania del siglo VIII, un monje misionero inglés taló en Nochebuena un roble que era usado en las fiestas paganas para ofrecer vidas en sacrificio. Y en ese sitio brotó un abeto, especie que se tomó luego como emblema del cristianismo. Otros, incluso, le atribuyen a la tradición un origen pagano, especialmente de raíces celtas, quienes al comenzar el solsticio de invierno adornaban un roble -su árbol sagrado- para asegurarse el regreso del Sol.En nuestro continente, en los tiempos de la evangelización, fueron los españoles quienes impusieron la costumbre de los pesebres. De esta manera, fue recién en 1807 y de la mano de un irlandés que se armó el primer arbolito de Navidad de la Argentina: para recordar Dublín, el hombre decoró un pino de una plaza porteña.De esa fecha a hoy, la ceremonia fue creciendo y se ha vuelto mucho más expeditiva: se va a un negocio, se compra un pino de plástico y se le cuelgan moños de seda, globos brillantes y luces eléctricas. En cuanto a la costumbre cristiana de colocar regalos a los pies del árbol y abrirlos en Navidad, hay que decir que es un viejo rito que también proviene de los celtas, quienes lo hacían una vez producido el solsticio. Y en cuanto a la tradicional estrella de la punta, se pone en referencia a la de Belén, que guió a los Reyes Magos hacia el Niño Jesús. La estrella aparece cada 974 años: fue vista por última vez en 1942 y no reaparecerá, dicen los astrónomos, hasta 2916.

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