Lo sucedido con el traslado de los restos de Perón mas allá de los recuerdos que avivó en gran parte de la sociedad, que en forma inmediata referenció los hechos con lo acaecido en Ezeiza en 1973, mas allá del papelón de los jerarcas sindicales y mas allá de las operaciones mediáticas y políticas que lo rodearon no deja de pertenecer al folklore peronista tradicional. Folklore, que el partido justicialista exhibió en cuanto evento trataron de juntar a las muchas facciones e ideologías que conviven en el “movimiento”y donde nunca faltan trompadas, palazos y hasta algún tiro... sobre todo considerando que muchos de los muchachos consideran estas movidas como un “picnic “ y acostumbran desde temprano entrar en clima con algunos tragos.
Lo lamentable pasa, a mi modo de ver, por la irresponsabilidad de la dirigencia sindical y el gobierno que sabiendo como suceden estas cosas, dejan que sucedan.
No hacen falta muchos argumentos para demostrar lo que digo: se exacerbaron los ánimos de la pesada sindical desde días antes diciendo que alguien podría querer atentar contra el traslado, se le encargó la custodia y seguridad del acto a las 62 Organizaciones Peronistas, como si no existiera en la provincia y la nación fuerzas policiales, estuvieron disputando en las sombras Kirchner y Duhalde por quien hablaba en cada lado, la UOCRA y los camioneros por quien ocupaba los palcos y los de Izquierda y los de Derecha por quien agarraba la manija de adelante del cajón. Cóctel mas que explosivo cuando el traslado es a tierra bonaerense, del conurbano bonaerense, con un Gobernador y un Ministro de Seguridad que no querían hacerse cargo del balurdo de ninguna manera, ya que no sabían con que numero en la espalda jugaban este partido.
Carpincho
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