La foto casi huelga los comentarios, la pegatina de afiches no tiene límites prácticamente en ningún centro urbano si los gobiernos no le ponen coto, y de hecho en muchos municipios hay lugares en que se cuidan por lo menos los espacios públicos, sitios históricos o de interés cultural. Pero la verdad, es que en Alberti parecía que tal costumbre de enchastrar esos lugares no era común, por lo menos hasta ahora. La penetración de costumbres impuestas por modas traídas de afuera no había hecho mella. Pero ya no somos la excepción, y nos solo somos capaces de arruinar frentes históricos como el del Molino, sino que también algunos militantes o contratados, tienen además, la mala leche de tapar afiches puestos por otras fuerzas políticas, lo que muestra una absoluta falta de códigos…. Como se acostumbra en esas ciudades donde las campañas políticas se parecen a una guerra.
Afiches, que generalmente, avalan a candidatos afectos a usar los dineros y patrimonios públicos para su provecho, sin entender que cuando algunas cosas se arruinan después no hay subsidio ni comisión de patrimonio que lo arregle.