Generalmente todas las personas recuerdan a sus maestras, sobre todo las de primaria, con mucho cariño. Es que además de su rol de educadora y su capacidad de transmitir sus enseñanzas, podía convertirse en esas cuatro horas de clase en confidente, psicóloga,
conciliadora, amiga, madre, padre, e incluso en primer grado podian hacernos llegar a pensar que habiamos encontrado el amor de nuestra vida.Teresa no era la excepción...aunque se destacaba. Sus cualidades humanas que antes se mencionan, trascendían esas cuatro horas de clases.
Jamás uno podía tener una charla con Teresa fuera del colegio, que no sea entretenida, cordial, y de tono simpático. Solo su fresca sonrisa se desdibujaba de su rostro, cuando tenía que hacer de "mala" ante alguna trapisonda de los siempre despatarrados de mi grupo, entre los que me incluyo casi a la cabeza. Papel que a pesar de su ezfuerzo en esos momentos, nunca le salía bien ni nos convencía.
Su carárcter le permitió darle la espalda a la tristeza, para enfrentar con optimismo y siempre sonriente una enfermedad que sabía no le iba a facilitar las cosas. Con tanto humor y a tal punto, que una de las últimas veces que charle con ella y para molestarla un poco risueñamente le digo : -"Che Tere...los años que tendrás vos eh!. Pensar que yo tengo 40 y vos fuiste mi maestra de chiquito!!"-. A lo que guiñando un ojo y con sonrisa pícara me contestó: -" Ah no se chiquito...y menos mi edad!! O no sabés que tengo un problema que no me deja recordar nada??!!!"-
Javier Lizarralde
albertimultimedios@yahoo.com.ar
__________________