El ex presidente, nos amenaza con que si en las elecciones legislativas, decidiéramos por no otorgarle el poder absoluto, vuelve el caos del 2001.
Soy de los que están convencidos (y persuadidos) de que en caso de que eso ocurra (no otorgar el poder absoluto) lo que lograremos es un salto importante hacia el mejoramiento de nuestro sistema democrático porque sería un indicador de que a la ciudadanía ya no se la puede engañar y que si ello ocurriere, está dispuesta a sancionar (o demandar) a quien así sí lo hiciere…
Analizar las elecciones legislativas de un proceso democrático desde un punto de vista fundamentalista definiéndolas como una situación de vida o muerte, habla del escaso convencimiento de las posibilidades que brinda el sistema en reorientar la vida política a través del ejercicio ciudadano del voto ya que esa es la finalidad de la renovación parlamentaria.
El temor a ser juzgado por la sumatoria de promesas de obras incumplidas y dineros prometidos para compra de voluntades de pequeños dirigentes , o las inmoralidades originadas desde su lejano pasado sureño hasta el presente de millonario empresario hotelero e inmobiliario, o por su doble discurso de haberse convertido en el enemigo mayor pagador que tiene el FMI, de sus mentiras en los índices que ocultan el aumento de la pobreza (léase hambre), o por el despilfarro de los fondos de los jubilados, pero por sobre todo, por ser el mas elocuente militante de la causa de la división de nuestra sociedad y del debilitamiento institucional con el bastardeo de las instituciones (candidaturas testimoniales, cambios de orígenes de representación, legislaturas sin decisión, compra de dirigentes, etc..)
En una sociedad en que aumenta la pobreza, la deserción escolar, el paco, la inseguridad, el tráfico de droga, se blanquean capitales, se otorgan negocios millonarios a dirigentes sindicales, a los amigos del sur, a los ex chóferes, que pretenda instalar esta discusión basada en el miedo se asemeja a practicas despreciables alejadas de necesario razonamiento que la seriedad de los temas requieren.
Su pase al conurbano es gráficamente la síntesis de su emulación con aquel personaje caudillo conservador de Avellaneda de los años 30 en la década infame, el mítico Barceló, la ratificación y mimetización ideológica en una concepción concentradora, centralista y unitaria en la visión de nuestro país.
“Après moi, le déluge” (“después de mí, el diluvio”)…expreso el tirano Luis XV, inmortalizando la célebre frase que no fue otra cosa que la síntesis y reconocimiento de las calamidades ocurridas en su gobierno y solo infundiendo mayor temor podía mitigar lo inevitable e inexorable que en nuestro caso es esperanza en la libre expresión de nuestras voluntades democráticas.
Arq. Osvaldo Daniel Wagner
DNI 11.595.247
(la presente es correo de opinión)
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