5.4.11

LA ECONOMIA MUNDIAL Y EL FUTURO DE ARGENTINA

(de http://www.elinformanteweb.com.ar/)
Por ahora los capitales fluyen hacia los “países emergentes”, cuyos bonos de deuda son las estrellas del firmamento financiero global, flujo de divisas que se suma al recibido por la exportación de algún tipo de alimento o recurso energético. Esta circunstancia ya le está trayendo problemas a Brasil, país al que le está costando trabajo mantener la competitividad de su moneda, el real, imprescindible para proteger a su poderoso sector industrial.Argentina se está beneficiando de estas circunstancias en el corto plazo, pero enfrenta peligros serios en el mediano. Por ahora, y luego del bajón económico del 2009 – producto de la crisis global, y principal factor de la derrota electoral del kirchnerismo – volvió a crecer al ritmo promedio del 8 % anual que mantiene desde el año 2003. Padece una inflación cuyo piso se aproxima al 20% anual, que está limando la competitividad del peso. Este proceso inflacionario tiene origen en tres factores: el sostenido crecimiento de la demanda alimentado por la recuperación económica, contra una estructura productiva que se expandió muy poco en los últimos 20 años. La conformación oligopólica o monopólica de sus mercados, en muchos casos dominados por compañías transnacionales, o grandes grupos económicos locales. Y finalmente, en no menor medida, el sostenido incremento del precio internacional de los alimentos, que gradualmente se traslada al mercado interno.El gobierno tiene poco interés en aplicar medidas antiinflacionarias en un año electoral. Es que precisamente su remontada en los sondeos de opinión - que ya se notaba antes del fallecimiento de Néstor Kirchner – se funda en el mantenimiento del consumo y el empleo, lo cual llevó al kirchnerismo a recuperar simpatías electorales. Y no sólo eso: también disminuyó la beligerancia de los grupos sociales que, sin ser enemigos acérrimos del gobierno K, se habían malquistado con él. La economía no explica con exclusividad los procesos sociales y políticos, pero resulta una variable esencial a tener en cuenta a la hora de analizar los mismos.En el mediano plazo la Argentina se enfrenta, primordialmente, al “movimiento de pinzas” que le puede significar enfrentar, con un peso relativamente revaluado, una nueva caída en la economía global. Si bien hoy China, Alemania, India y Brasil son los motores del capitalismo mundial, cabe dudar del funcionamiento del sistema en su conjunto si Estados Unidos – mercado de China – y Europa – Mercado de Alemania – junto a Japón, no se recuperan. El proteccionismo y las guerras comerciales estarán al orden del día. En ese escenario, la posición argentina es precaria: predominante exportador de comodities – soja, fundamentalmente – dependerá de las decisiones que tomen Brasil y China.La senda del crecimiento – y mucho menos, la de la distribución de la riqueza – no está asegurada con el mantenimiento del “modelo sojero”, que actualmente vertebra la economía argentina. Más allá de las palabras, quien gobierne los próximos 4 años deberá enfrentar la crisis y tomar decisiones en alguno de dos sentidos. Uno es aplicar la receta que ofrece el “stablishment”: consolidar el modelo agroexportador a partir de la reducción del gasto público, la flexibilización laboral y la mayor apertura de los mercados. Soluciones que ya se están aplicando en Europa, con las conocidas consecuencias sociales y políticas conocidas, como amplias protestas sindicales y estudiantiles, crecimiento del racismo, la xenofobia y la extrema derecha.El otro es definir un modelo productivo con tendencia a la producción de valor agregado, generando un proceso de industrialización en base a incorporación de tecnologías en todas las ramas de la producción, sostenido en la apropiación de la renta agraria extraordinaria y la regulación pública de los mercados, particularmente del energético y el financiero. Más artículos en: http://www.tiemposmodernos-latinoamericanos.blogspot.com