Una Chivilcoy Celestial que ni Sarmiento se animó a soñar y cuya maqueta terrena realiza Domingo (F) Randazzo.
La verdad que el título y el acápite, pensándolo bien, está motorizado por una especie de envidia y eso no es sano para nadie y menos para quien pretende opinar de manera pública. Envidia, sustentada en el inevitable complejo que tengo como albertino frente a nuestros vecinos de la ciudad grande.
Pero así y todo, quiero permitirme decir algunas cosas, no como alegato anti-chivilcoy sino porque resulta en exceso llamativo el despliegue casi obsceno de obra pública en la ciudad cabecera.
Grandes avenidas arboladas y con boulevard que cruzan lo que aún hoy es campo, circunvalaciones que circunvalan otras circunvalaciones, monumentos, arcos de bienvenidas, rotondas, puentes peatonales y otras muchísimas nos generan, no solo asombro y envidia, sino algunas cuestiones.
¿Porque tanto para Chivilcoy y poco para el resto? ¿Porque Alberti no hizo una sola cuadra de pavimento en la ciudad, aparte del asfaltado del acceso, en las dos gestiones que lleva el Peronismo?... y ¿porque tan poco para Suipacha?
Alcanza solo con la motivación de Randazzo para que crezca su ciudad? o¿ hay alguna decisión in péctore en el Kirchnerismo de convertir a Chivilcoy en la capital de la provincia interior? ¿O talvez en tener una residencia en la pampa húmeda para una vejez más lejos del frío?
Y por otra parte, ¿está bien que los gobernantes gobiernen de forma tan discrecional?
En fin, lo cierto es que por una u otra razón lo de Chivilcoy llama la atención a propios y extraños y ya nos hubiera gustado a los de nuestro pueblo tener alguna vez un ministro, gobernador o presidente con la camiseta tan puesta por Alberti.
Carpinchovaledecir@yahoo.com.ar
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